Mi gran obra maestra

Francisco Olavarría Ramos
3 min readJan 25, 2023

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A todos los que hemos estudiado la licenciatura de Historia del Arte nos han enseñado a mirar lo representado, lo evocado y a leer más allá del objeto. Ya fuese un cuadro, un edificio, una escultura, un mueble o una película. Esa mirada entrenada es la que me ha permitido ser tan analítico y valorar tanto los detalles. Fuesen apreciables o “simplemente” maneras de ser y hacer.

Además del puro disfrute sensorial y estético, que es innegable, el estudio de la creación artística, su repaso histórico y su desarrollo e impacto social tiene mucho que ver con una labor en perfeccionamiento continuo, al servicio en la mayoría de las veces de la propaganda política del momento.

Para mí, el arte no es otra cosa que una combinación de reflexión, ejercicio, técnica, inspiración y constancia y son pocos los tocados por este don, pero también son resultado de muchas horas de soledad, de prueba y error. El resto de la humanidad, de manera similar, también intentamos alcanzar esa maestría, cada uno en nuestros quehaceres, con el ánimo de mejorar la vida de las personas o la experiencia/servicio.

En la universidad nos enseñaron a mirar, pero lo hicieron de manera sesgada, mostrándonos una selección interesada de toda la muestra. Perdiéndonos la rica totalidad de la creación, la ejecutada en los márgenes, calificada de obras de género, artesanías varias, arte producido por mujeres o por otras minorías. Esa venda no cayó sola, tuve que cuestionarme, buscar, escuchar y descubrir las pruebas de esta injusta intención. Mi mirada es crítica e inclusiva.

A nosotros, los artistas frustrados, no nos hacen falta las palabras, nuestra intuición aprendió a interpretar los silencios. Tampoco desarrollar la destreza con el pincel o el cincel, porque entendemos que la creación es la propia vida. A pensar fuera de la caja y mirar detrás del marco, y plantearos lo que para mí es una revelación: la vejez como la gran obra maestra de uno mismo. No como la expresada en la joya literaria de Balzac, La Obra Maestra Desconocida, que os invito a leer o releer, si fuera el caso.

Foto: Augustin Rouart, autorretrato con gafas, ca 1980, colección privada

Puedo decir sin complejos que aquellos años que no volverán me facultaron para desarrollar unas habilidades que son del todo útiles: intuir, escuchar y valorar el talento de cada cual, sin juicios. Este es mi análisis, una reconciliación conmigo y mi joven elección, porque durante mucho tiempo pensé que no me había servido para nada. Y, es más, en este punto de la vida no descarto volver a matricularme en el mismo grado. Lo sabré disfrutar desde una personalidad madura, con ansias de saber y de activar a las neuronas. Me ilusiona el estudio y compartirlo con ustedes.

Estoy envejeciendo y esforzándome para que mi yo viejo sea mi mejor versión, trabajada y asesorada por los que me anteceden. Mi gran obra maestra está en proceso, gracias por acompañarme e inspirarme.

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Francisco Olavarría Ramos

Licenciado en Marketing y Comunicación. Emprendedor social con formación en gerontología y discapacidad. Autor del manual didáctico ‘El micro-edadismo’